miércoles, 28 de diciembre de 2011

Lope de Aguirre - un indignado en la selva

"el hombre, cualquier hombre, no necesita ni quiere ser tal vez amado, pero si que necesita y quiere ser tenido en cuenta" - R. J. Sender

La historia (¡real!) sobre Lope de Aguirre, un soldado de Felipe II que cometió un motín sangriento en el Amazonas, es de sobre conocido y ha servido como materia prima a varios novelas y películas (para detalles de la historia, los libros y las películas => ¡go google!). Este post no se trata sobre el personaje y los succesos en general, sino únicamente del interpretación brillante de Ramón J. Sender en La aventura equinoccial de Lope de Aguirre. Reconozco que no he hecho ninguna investigación en la amplia literatura secundaria que existe sobre este novela y sus multiples dimensiones; no porque carezca de interés, es que simplemente no tengo tiempo para todo*... Por lo que el presente texto es solamente un intento para destilar la esencia de lo que según mi opinión personal es lo más actual en la novela de Sender; y sin más rodeos apunto a la cita que encabeza el post.

La frase sale aproximadamente pasado una cuarta parte del libro; esta dicho por el narrador (Sender) en descripción de las circunstancias que pocas páginas adelante llevarán al asesinato de Pedro de Ursúa, el líder de la expedición y representante "legal" del rey. Con este acto se desata el infierno donde un ejecución sigue otro, movido por Aguirre que tiene un poder absoluto sobre casi todos los mentes en el campamento; un poder que poco a poco va encauzando en un disfraz semi-formal.

La palabra "locura" es lo que más se repite en cualquier resumen breve de los succesos. Ahora me parce que es una palabra comodín y comodo para designar gente y situaciones vaciados completamente de los signos de la cotidianidad. El único clase de personas a quienes "la locura" está "oficialmente" permitido son los llamados "artistas", como p.ej. pintores, escultores, y músicos; mas quizás en menor medida a algunas científicos, sobre todo físicos cuánticos y astrónomos; en resumen a gente ocupados en quehaceres que el ciudadano medio no entiende de nada... Ideas y actos "raros" en ámbitos más cercanos a una "vida estándar", es decir en ámbitos de política, economía y religión corren fácilmente el riesgo de recibir el sello "locura" - de sus contemporáneos y la de la posterioridad.

Para mi pues lo más "actual" en el libro de Sender es que Aguirre no es un loco, más bien un indignado... Es un ser indignadísimo por no recibir el respeto que según el mismo le correspondería por tanto su persona (¡como tal!) mas todos sus actos en servicio fiel de la corona española; es un hombre furioso por no estar tenido en cuenta. Su toma de poder con toda la sangre que fluye como requisito y/o consecuencia no es un acto impulsivo, todo lo contrario: es el resultado de un largo proceso de maduración mental; la conclusión después de dar muchas vueltas a preguntas profundas sobre psicología y sociología; tipo: ¿quien tiene derecho a que? o ¿porque no se considera un simple asesino al rey cuyas tropas a su mando extinguen miles de vidas?"

Por supuesto no estoy pescando justificaciones por la(s) decisiones de Lope de Aguirre en el Amazonas. A lo que voy es que en vez de considerar la historia como sucesos lejanos y aislados, se debería tomarlo muy en serio en ambos "campos": tanto visto desde el punto de vista de los indignados, como desde los que "reparten" o no impiden razones de indignación (de todo tipo).
Para los segundos: no se puede no tener en cuenta a las personas; Haciendolo se generaran patologías psíquicas y sociológicas con consecuencias muy nefastas.
Para los primeros: Cierto, la civilización no es estático, se pueden y se deben intentar cambiar parámetros cuando "la cosa va mal", pero ciertas reglas del juego no se pueden abnegar sin perderlo todo, es decir sin volver a la barbarie.

*si estoy repitiendo ideas que ya estan desarrolladas otro sitio en el internet, por favor que se comente tras el post